El mercado inmobiliario experimenta fluctuaciones a lo largo del tiempo, con momentos de alta y baja actividad. En algunos años, la actividad es limitada, mientras que en otros pueden surgir grandes burbujas económicas que implican un volumen considerable de ventas.
No obstante, la demanda de compra y venta de viviendas siempre está presente. Dado que la vivienda es una necesidad básica para la vida, las agencias inmobiliarias tienden a ser resistentes y perdurar a lo largo del tiempo. Esta situación podría llevar a plantearse la siguiente pregunta:
¿Es viable establecer mi propia agencia inmobiliaria?
¿Es rentable una agencia inmobiliaria? En su esencia, las agencias inmobiliarias son como cualquier otro negocio, están destinadas a generar ingresos y ofrecer un servicio útil y valioso.
Una agencia inmobiliaria genera ingresos mediante la intermediación en la venta de viviendas; toma la propiedad de un particular interesado en vender y se encarga de gestionar la transacción. Esto implica una variedad de servicios, como la promoción de la vivienda para encontrar compradores, asesoramiento sobre precios de venta, visitas guiadas a la propiedad, y gestión del papeleo de la compraventa.
Estos servicios conllevan diversos gastos, que incluyen salarios del personal, costos de oficina y presupuestos de marketing, entre otros.
Por lo tanto, la rentabilidad de una agencia inmobiliaria se determina por la diferencia entre sus ingresos y sus gastos. Es decir, mientras los ingresos superen a los gastos, el negocio será rentable y podrá mantenerse en funcionamiento.
¿Cómo se calcula la rentabilidad?
Existen diversas formas de estimar la rentabilidad de una agencia inmobiliaria, pero una de las más simples es comenzar con los gastos.
Al estimar los costos necesarios para mantener la agencia en funcionamiento diario, se puede tener una idea clara de cuántas propiedades se necesitan vender para alcanzar la rentabilidad.
Los gastos de una agencia inmobiliaria Una agencia inmobiliaria se asemeja a cualquier otro negocio físico. En la mayoría de los casos, se requerirá contratar personal y establecer una oficina, aunque también es posible operar completamente en línea.
A continuación, se detallan algunos de los principales gastos fijos que una agencia inmobiliaria debe cubrir para mantenerse a flote:
- Impuestos y constitución de la empresa: Esto incluye la cuota de autónomos, un requisito para ejercer cualquier profesión de forma independiente, así como otros gastos asociados a la gestión contable y fiscal.
- Oficina: Alquilar un local y equiparlo con mobiliario de oficina y tecnología necesaria, como ordenadores y cableado. Además, es necesario considerar los costos recurrentes, como el alquiler mensual, servicios públicos y mantenimiento.
- Herramientas de trabajo: Incluyen la adquisición de equipos informáticos, software especializado y otros dispositivos necesarios para el funcionamiento eficiente de la agencia.
- Empleados y colaboradores: Aunque se pueda comenzar operando solo, a medida que el negocio crezca puede ser necesario contratar personal para asistir en tareas administrativas y operativas.
- Publicidad y marketing: Incluyen los costos asociados a la promoción de la agencia y sus propiedades, como la contratación de servicios en portales inmobiliarios, desarrollo y mantenimiento de una página web, así como estrategias de marketing tradicional y digital.
Estos son solo algunos de los costos más comunes, y pueden variar dependiendo de la ubicación y el tamaño de la agencia, así como de otros factores específicos del negocio.
Calcular la rentabilidad Una vez identificados los gastos necesarios para mantener la agencia en funcionamiento, se puede estimar cuántas propiedades se necesitan vender para alcanzar la rentabilidad.
Por ejemplo, supongamos que se estima un total de 5.000€ mensuales en gastos fijos, sin incluir impuestos. Sumado a un salario mínimo deseado de 1.200€ mensuales, se necesitaría generar ingresos de al menos 6.200€ al mes para cubrir todos los costos y obtener ganancias.
Teniendo en cuenta una comisión promedio por venta de vivienda y considerando diferentes escenarios de ventas anuales, se puede determinar cuántas propiedades se necesitan vender para alcanzar el punto de equilibrio y ser rentable.