El arte del postureo: Explorando el complejo de Eróstrato

A mayor apariencia, mayor exceso de carencias. Esta parece ser la premisa que se esconde tras el fenómeno conocido como el complejo de Eróstrato, una tendencia cada vez más común en la que el típico postureo encubre una personalidad carente de autoestima, que se esfuerza por aparentar lo que no es.

Especialistas en el arte de la apariencia: el complejo de Eróstrato

El complejo de Eróstrato es evidente en aquellos que convierten el arte de la apariencia en su modus vivendi. Algunos lo llaman «postureo», otros lo definen como exhibicionismo social. Estos individuos son ávidos buscadores de likes en las redes sociales, personas que utilizan la apariencia como una máscara sofisticada para ocultar su complejo de inferioridad.

En la era actual de la cultura tecnológica, muchos de nosotros hemos adoptado una actitud más vanidosa. Compartir aspectos de nuestras vidas en plataformas como Facebook o Instagram puede ser algo positivo de vez en cuando. Sin embargo, depender diariamente de la aprobación constante puede derivar en patologías más preocupantes.

El complejo de Eróstrato no se limita al ámbito cibernético. Se manifiesta en el postureo de aquellas personas que monopolizan la comunicación en un grupo, en el compañero de oficina que busca aparentar ser un triunfador y en numerosas personas que, con su obsesivo culto al ego, configuran el paisaje social.

Quienes viven para aparentar terminan construyendo una existencia vacía e infeliz. Más allá de lo anecdótico, la búsqueda desesperada de notoriedad puede llevar a conductas perjudiciales y desgastantes en el afán de adquirir renombre.

“Si la fama sólo llega después de la muerte, no tengo prisa en conseguirla”.

Si la fama sólo llega después de la muerte, no tengo prisa en conseguirla

Marco Aurelio

El complejo de Eróstrato: el hombre que destruyó una maravilla para ser famoso

La historia nos cuenta sobre Eróstrato, un pastor de Éfeso obsesionado desde la infancia con la idea de ser famoso. Su deseo de convertirse en sacerdote de Artemisa fue frustrado, y en un acto desesperado, prendió fuego al templo de la diosa, una de las siete maravillas del mundo.

Eróstrato quería pasar a la historia como el hombre que destruyó el templo, y aunque fue condenado al ostracismo y se prohibió mencionar su nombre, la historia lo recuerda. Este episodio dio nombre al complejo de Eróstrato, representando a aquellos dispuestos a hacer cualquier cosa por destacar y adquirir fama.

La búsqueda de notoriedad, la baja autoestima y los actos delictivos

El psicólogo Alfred Adler estudió cómo un sentimiento subyacente de inferioridad puede llevar a comportamientos patológicos. Las personas con el complejo de Eróstrato tienden a trazar planes de vida idealistas, desean sobresalir y pueden acumular hostilidad al no lograr ser el centro de atención. En algunos casos, esto puede llevar a actos delictivos, como el incendio del templo por parte de Eróstrato o los asesinatos de figuras icónicas en épocas más recientes.

El rechazo interior que conduce a la violencia

Estos casos no deben ser tomados a la ligera. Aquellos que viven para aparentar, constantemente necesitando ser el centro de atención, pueden generar conductas violentas y perjudiciales. La apariencia, en estos casos, refleja serias carencias y frustraciones, llevando a acciones extremas como perjudicar a otros profesionalmente o difundir rumores sin escrúpulos.

El complejo de Eróstrato no solo limita la capacidad de ser felices, sino que en muchos casos puede llevar a la manifestación de la parte más oscura de la naturaleza humana. Es crucial tenerlo en cuenta y abordarlo con seriedad.

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